Friday, March 28, 2014

El Laurel: Símbolo de grandeza




Pocas hierbas tienen tanta conexión con la mitología griega y romana como el laurel. 

Su simbología ha trascendido el tiempo y el espacio, hasta el punto de que actualmente esta hierba sigue siendo señal de fama, valor y grandeza alrededor del mundo.


El laurel es sinónimo de historia, de tradición, de grandeza. La razón es muy sencilla: en la antigüedad los romanos, en las festividades del dios Saturno, entregaban una corona de laurel a los hombres que se destacaban por su valor o por sus méritos los en deportes. Personajes importantes como Petrarca, el padre del humanismo, y Dante, poeta italiano, usaron esta corona como señal de engrandecimiento y fama. Esto con el tiempo se convirtió en un símbolo que incluso en la actualidad se recuerda pese a la antigüedad de la tradición. Una muestra de ello es el término laureado, que hace alusión a un honor. En los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004 se retomó esta tradición y a los ganadores de las distintas disciplinas se les impuso una corona de laurel en la ceremonia como parte del premio.


Pero la relación de los griegos con el laurel, una hierba proveniente del sur de Europa y el norte de África, es mucho más amplia, se remonta a la mitología donde este árbol está consagrado a Apolo, dios de la sabiduría y el heroísmo. Cuenta la leyenda que este dios estaba enamorado de Dafne, una hermosa ninfa, pero que ella no le correspondía y decidió huir a las montañas. Apolo, al darse cuenta, decidió perseguirla, razón por la que la ninfa suplicó a su padre, el dios Peneo, que la transformara para así poder escapar de su enamorado. El padre la convirtió en un árbol de laurel que Apolo a su vez convirtió en su árbol sagrado del que tomó algunas ramas y se hizo una corona.

Tiempo después, Zeus mató de un rayo al hijo de Apolo por resucitar a los muertos, por lo que éste último asesinó con flechas a todos los cíclopes productores de rayos. De esta historia surge la idea de que el laurel es una especie de pararrayos y que poner algunas hojas de esta planta en las entradas de las casas, es símbolo de protección para que las tormentas no hagan daño. En algunos países el laurel se siembra en los hogares para llamar a la fortuna.


En el País Vasco, cuando una familia está pasando por una desgracia se emplea la expresión: "esta casa no tiene laurel". Esta creencia se remonta a Roma donde la historia cuenta que Júpiter envió un águila que dejó caer en los brazos de Drusilla una gallina blanca en cuyo pico llevaba una ramita de laurel con muchos frutos. Éstos se regaron y se multiplica¬ron abundantemente, razón por la que se cree que el lugar que goza de una planta de laurel está destinado a la prosperidad.

En Europa el laurel es más que un ingrediente de cocina o un remedio natural  contra ciertas afecciones del cuerpo; en muchos países de ese continente se planta en jardines ornamentales y se le da formas originales.

Otra    creencia    respecto al laurel tiene que ver con las artes de la adivinación. En Grecia, pitonisas y adivinadores lo mascaban antes de iniciar sus ceremonias para que les aumentara la conciencia psíquica.

Más tarde, en el siglo XIX, la tradición de los pastores romanos de repartir hojas de laurel en su camino en señal de paz y prosperidad, se trasladó a la costumbre de meter una hoja de esta hierba en las cartas que contenían buenos deseos.

En la tradición cristiana el laurel se usa para adornar la cruz y celebrar el 3 de mayo el Día de de la Santa Cruz, una tradición que aún está vigente en muchos países de Centro y Sur América.

Características y cultivo del laurel
El laurel es una de las hierbas que crece más fácilmente de manera silvestre, so¬bre todo en el Mediterráneo. Es una planta ornitocórica, lo que significa que sus frutos en gran parte se dispersan a través de las aves que las llevan en sus picos y las van dejando en distintos lugares. Su tamaño varía dependiendo del lugar donde se encuentre sembra¬do. Si es en una maceta, puede crecer en promedio hasta 3 m, pero si es en tierra, puede alcanzar 15 m, razón por la que se debe podar constantemente, so¬bre todo si está en un jardín. Las hojas son brillantes por un lado y opacas por el otro, los frutos son negros, la corteza es verde, y las flores tienen varias tonalidades, a veces son de color amarillo pálido y otras veces, amarillo verdoso, y son bastante olorosas. Los suelos bien drenados y sombreados son los lugares donde el laurel crece de mejor manera. Es una planta sensible al sol fuerte y a las heladas, cualquiera de estos dos climas puede quemar sus hojas. Es resistente y no necesita mu¬chos cuidados, tolera bien los parásitos, aunque tiene dos fuertes enemigos que pueden acabarla si no se atacan a tiempo: la cochinilla y el pulgón. Hay que tener cuidado en no confundir el laurel común (Laurus nobilis) con el laurel cerezo o laurel real (Prunus laurocera-sus). Este último es una planta tóxica para el consumo humano.

Madera de laurel
Del laurel no sólo se aprecian sus aromáticas hojas, también la madera que se saca de su árbol. Ésta es de color blanco verdoso y muy fácil de manipu¬lar. En carpintería se usa mucho para hacer muebles y otras aplicaciones, también se utiliza en construcción para fabricar puentes, cubiertas de barcos y durmientes de ferrocarril entre otras. En muchas partes del mundo la madera de laurel se emplea para hacer pulpa de papel.

Por tener algunas propiedades similares a la caoba y a la caobilla, se considera un buen sustituto de este tipo de madera, aunque hay que advertir que esto depende del lugar de donde provenga, pues sus características pueden variar un poco.


Suramérica y Centroamérica son las regiones que más utilizan este tipo de madera, especialmente Argentina, Brasil, México y Costa Rica.


María Lía Neira Restrepo.

Laurel - colección hierbas & especias Grupo Editorial Norma